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Karla Cancino
Hombres y mujeres deambulan por las plazas y parques de Acayucan en busca de noviazgos cortos y compromisos que concluyan en boda
ACAYUCAN, Ver.- Ante las dificultades y el costo económico que implica seguir un proceso jurídico para obtener la residencia legal en nuestro país, cientos de migrantes buscan en Acayucan una pareja mexicana que les pueda otorgar la nacionalidad.
Hombres y mujeres deambulan por las plazas y parques de la ciudad, entablan conversaciones amistosas para después pasar a noviazgos cortos y compromisos que concluyen en boda. En este municipio, aseguran los habitantes, son comunes las alianzas matrimoniales con extranjeros, ya sea por amor, por dinero o por apoyo.
Son las 4 de la tarde y el parque principal de Acayucan luce lleno. El clima nublado y fresco ha permitido a los habitantes aprovechar este espacio público desde temprana hora sin necesidad de esperar a que “baje el sol” para salir. En una de las bancas, dos jóvenes platican animados.
Carlos y “Alejandra” son una pareja de recién casados que se encuentran en plena luna de miel. Los jóvenes se conocieron en Acayucan luego de que Carlos —de nacionalidad cubana— saliera de la Estación Migratoria en la que permaneció 28 días encerrado.
A principios de julio se casaron y hoy piensan en buscar un trabajo que les permita obtener recurso económico para mantener una familia. “Yo me enamoré de una mexicana, me casé y ya estoy legal”, presume orgulloso Carlos, quien al mismo tiempo encontró pareja y legalización.
A pesar de que muchos de sus connacionales utilizan el matrimonio como una estrategia para permanecer en México, Carlos defiende que en su caso, el flechazo con “Alejandra” fue sincero y que la relación amorosa con ella representó un respiro para la difícil travesía que tuvo desde su salida de Cuba.
Y es que, el joven graduado en Salud y Cultura Física salió de su país vía aérea hasta Nicaragua a principios de este año y tras semanas de viaje fue detenido a bordo de un ADO en Acayucan, Veracruz, y remitido a la estación migratoria.
Ahí padeció los malos tratos, hacinamiento, falta de agua y productos de aseo personal que han denunciado migrantes centroamericanos. Salió de este lugar tras el pago de mil 500 dólares a un abogado por trámites legales.
Sin embargo, ya no quiere recordar ese episodio de su vida y su plan ahora es conseguir un trabajo en Acayucan que le permita mejorar su calidad de vida y la de su esposa.
Sin embargo, al igual que los matrimonios con extranjeros, son comunes los divorcios. Aunque en muchos de estos casos, el proceso de separación legal se tiene que llevar a cabo con la ausencia de alguno de los cónyuges, ya que es común que los extranjeros abandonen a sus parejas y sus casas tras concluir el proceso de nacionalización.
Precisó que este camino incluye también un desgaste emocional para la pareja mexicana, ya que en muchas ocasiones el esposo o la esposa sí se encuentra enamorada, por lo que la disolución del matrimonio es complicada. “Hay quienes lo hacen por ayudarlos y saben que después del trámite es posible que se vayan, pero hay otros a los que les ocultan sus intenciones y es cuando se complica más”.
Los matrimonios de migrantes centroamericanos y caribeños con mexicanos no sólo se contraen por amor o con engaños, sino que también se han vuelto un negocio.
Juan, taxista de Acayucan explica que conoce de al menos dos casos de mujeres cubanas que han pactado matrimonios por dinero con ruleteros a los que han conocido en viajes. Explicó que en uno de los casos, el novio recibió mil dólares americanos —aproximadamente 20 mil pesos— por aceptar casarse con una mujer cubana, quien le aclaró que su plan era irse a la Ciudad de México de manera legal para conseguir trabajo como edecán o modelo en la capital del país.
“La verdad es que la muchacha fue bastante honesta con mi compa. A él le dieron dinero y además anduvo con un mujerón, así que no fue un mal trato. Por lo que se quedaron como buenos amigos y la chica sí se fue, aunque no estoy seguro si siguen casados o no”, cuenta mientras espera afuera de la estación migratoria la salida de pasaje.